cuando fuimos con dolo al carnaval
viajamos como cuatro horas hasta cachi. llegamos una noche antes de que empezara, pero después nos dimos cuenta de que en realidad ya había empezado.
no teníamos muchos ahorros pero nos alcanzaba para dos o tres días. todo esto porque dejamos de comprar puchos, y nos guardamos la plata. fue un gran esfuerzo.
las chicas del colegio no nos creían que fuéramos a pasar el carnaval en cachi. pero durante las clases de catequesis la hermana Marta había dicho que afuera de la capital el carnaval era un verdadero descontrol. así que hacia allá fuimos.
como ya habíamos terminado el secundario los papás de dolores no dieron tantas vueltas y la dejaron ir. para ese momento, los míos ya habían entendido que yo siempre iba a hacer lo que quisiera.
viajamos fumadas así que estábamos medio paranoicas con que nos robaran, y dolo se durmió.
cuando llegamos era de noche, entonces fuimos directo a un bar a comer y tomar algo, y después tuvimos que armar la carpa borrachas. luego dormimos re bien.
al otro día arrancamos a escabiar desde temprano.
unos chicos del camping nos invitaron a comer pero no me gustó ninguno, puede que fueran vírgenes aún.
eso nos pareció.
comimos fideos.
no hicimos siesta y nos fuimos directo a bailar a la plaza que tocaban unos de cachi y había gente festejando ya, la verdad es que era bastante gente. y se escuchaba hablar a muchas personas de buenos aires.
me sacaron a bailar tres borrachos y a dolo uno nada más, pero ella no quiso bailar. nos encontramos a los del camping, que eran cordobeses, creo que antes no lo dije.
bueno, estábamos todos borrachos los que estábamos ahí. los chicos del camping nos convidaron pepa, que es ácido lsd, también. dudamos pero tomamos un pedacito chiquito, dolo eligió el más grande.
nunca dejamos de estar borrachas. seguimos comprando birra y tomando de rondas de desconocidos, y cuando empezó a hacer frío nos metimos en un bar.
la banda, que ya había cambiado, también.
en un momento salimos a dar una vuelta y nos perdimos. caminamos entre plantas hasta que escuchamos una música y vimos un fogón a lo lejos.
cuando nos acercamos me re sorprendí porque reconocí al chico que tocaba la guitarra. era uno que tocaba en una banda que había visto en buenos aires cuando fui de visita. me llevó mi primo. lo reconocí porque tenía la particularidad de ser pelirrojo. y era el primer pelirrojo que había visto tan de cerca. la banda se llamaba esmiten, que se escribe ‘smitten’.
yo no le dije nada al chico pelirrojo, de que lo conocía y eso, para no quedar como una boluda.
cuando se acabó la cerveza en el fogón, volvimos al bar.
nos pedimos una norte, pero tuvimos mala suerte.
la gente, que ya no era mucha, se empezó a ir.
como recién habíamos destapado la botella y estábamos medio cansadas, decidimos quedarnos sentadas en un rincón.
de pronto, los dueños, o encargados, o lo que sea, que eran dos, un tipo y una vieja, se pusieron a gritar porque mucha gente se había ido sin pagar. y estaban extremadamente borrachos, más que nosotras.
con dolo quisimos pagar nuestra cerveza e irnos, y justo en ese momento la vieja cerró la puerta con llave. o sea, nos encerró. éramos unas 8 o 10 personas, más o menos.
tuvimos que saltar por la ventana. eso se le ocurrió a dolores.
yo le había dado 40 pesos a la señora mientras nos gritaba.
fuimos al camping y tomamos vino toro con los cordobeses y el de smitten que estaba por ahí. toqué y canté una canción con su guitarra. fue gracioso porque era una canción de la misa y la toqué tipo punk. y después quebré y vomité al costado de la carpa y dolo me re ayudó. la re quiero.
al otro día me despertó para ir a misa, y había olor a vómito.
fuimos.
el cura estaba vestido con una sotana blanquísima.
ni bien entramos a la iglesia estaba diciendo ‘¡el diablo está en el carnaval!’.
miré a mi alrededor y estaban todos los lugareños que había visto la noche anterior, con sus caras destrozadas.
la señora y el tipo del bar, esos que nos habían encerrado, pasaban a juntar la limosna.
dolo dejó dos pesos y yo dejé cinco.
después sí dormimos la siesta. cuando nos despertamos dolo me contó que había perdido la virginidad con uno de los cordobeses la noche anterior, mientras yo dormía quebrada, y que él no era virgen como habíamos pensado.
no le había gustado, y no dijo mucho porque le daba cosa hablar de éso.
esa noche fuimos a fumar y a tocar la guitarra al cementerio, con los chicos de córdoba, pero dolo no se separó de mí. tenía puesto el suéter con el escudo del colegio, una ridícula.
fue muy inquietante cuando el chico que había cogido con dolo se dio cuenta de que la guitarra sonaba sola, estaba ahí tirada y sonaban acordes. nadie tocaba.
cuando volvimos al camping una chica estaba llorando porque le habían robado.
dolores me preguntó si había sido yo porque yo a veces robaba.
yo le dije que no, que siempre había estado con ella o durmiendo quebrada, y me creyó.
cuando llegamos a la carpa nos dimos cuenta de que nos habían robado a nosotras también. o sea, estaba la carpa nada más. por suerte teníamos la campera puesta, y dormimos.
al otro día, los chicos de córdoba nos convidaron mate y nos prestaron plata para los pasajes, todo esto gracias a que dolores había ‘hecho el amor’ con uno de ellos, seguro.
volvimos a casa re fumadas, pero sin ponernos paranoicas porque ya no teníamos nada que perder. sobre todo dolo, ¿no?